jueves, 5 de febrero de 2009

Historias del Eco

Magia
Hace unos días que Gordi no me arroja excrementos. Ahora se dedica a darme capones y pellizcos. A veces me señala la camiseta, como si tuviera una mancha, y cuando miro sube la manaza y me da en la nariz. Me fastidia mucho; no es tanto sentir tan cerca su olor corporal como la humillación de que un primate me engañe como a un niño pequeño.
El otro día reparé en que mi ropa estaba bastante sucia, así que aproveché el momento del café de Gordi para meditar qué podría ponerme. Al instante apareció una especie de túnica marrón plegada sobre una roca que tenía forma de endivia peruana (vaya usted a saber). Tenía una bonita capucha gris, que supuse que me vendría muy bien, porque en este misterioso lugar cae siempre una finísima llovizna aunque el cielo esté completamente despejado. Cuando me la puse descubrí que tenía un bolsillo interior, en el que había una rama tallada.
Tuve un presentimiento y apunté a Gordi con ella. De repente su taza de café se quedó pegada a su boca y empezó a ponerse amarillo. Muy amarillo. Pobrecillo, así tan hinchado y con esa cara de mono que Salojú le ha dado parecía un gusiluz peludo. Hice otro movimiento con la rama y volvió a respirar. Tardó un segundo en coger aire y empezó a hacer aspavientos y a gritarme. Parecía más enfadado que nunca, saltando de una pata a otra y oscilando los puños en el aire. Le mostré la rama levantando una ceja y bajó la cabeza, mascullando algo por lo bajo. Se pasó el resto del descanso del café dando patadas al suelo. Mientras, conseguí hacer aparecer de la nada una Interviú y me distraje leyéndola.
Cuando acabó su descanso, guardé la rama tallada y dejé la revista. Gordi volvió a la rutina de pegarme y decirme que era un mono fracasado, mientras que él era el mejor de los primates. Tampoco es cosa de meterme en el trabajo de los demás.
Al acabar su jornada, hice aparecer unas cervezas. Se le pasó el enfado y nos quedamos hablando hasta altas horas de la noche.
El día siguiente Gordi tomó té en lugar de cafe. Creo que le ha cogido miedo.